
El beso fue cada vez más profundo, mientras su lengua se enredaba más y más con la suya.
Finalmente él liberó sus labios para tomar algo de aire, Colette respiraba de manera acelerada debido a lo ardiente de la situación, Lionel la miraba como una bestia voraz.
Colette rápidamente tomó sus manos, “Por favor escúcheme, en realidad no quiero hacer esto pero he sido obligada… Mis superiores; ellas me han hecho vestirme así”
Tal vez con estas palabras cambie de opinión acerca de llevarla a la cama, pero su suave respuesta la hizo entender que su destino ya estaba sellado.
“Aun estoy pensando si debería quitarte esta ropa o dejarla puesta…”
“Eso… ahhh…” comenzó a tocar delicadamente sus senos a través de la vestimenta, sus pezones oscuros se endurecieron mientras él se llevaba uno de ellos a su boca por encima de la seda.
Ella tendría problemas si mantenía la prenda puesta, Rose podría pedirle que mostrara el babydoll al día siguiente.
“Por favor detente. No quiero que lo ensucies”.
“De acuerdo, vamos a quitarlo entonces” respondió Lionel.
Empezó a desatar la cinta que mantenía la vestimenta junta y esta cayó deslizándose mientras él retiraba la parte de abajo con rapidez para finalmente sacarle sus zapatos.
Sin tiempo apenas para parpadear, Colette se encontró desnuda en la cama de un hombre. ¿Por qué estaba ocurriendo esto? No podía entenderlo.
Ella miraba perpleja mientras Lionel comenzaba a sacarse la ropa; se quitó su chaqueta y camisa, sus largas botas fueron lanzadas lejos y sus pantalones así como su ropa interior fueron retiradas al mismo tiempo.
Colette se encontró cara a cara con el deseo al desnudo de un hombre por primera vez en su vida y solo quería escapar. Se sentó en la cama e intentó levantarse pero fue agarrada por un tobillo y arrastrada nuevamente a ella. Él se abalanzó encima de su cuerpo, rozando piel contra piel. ¿Qué debería hacer? Colette estaba nerviosa.
“Por favor deténgase, aun soy virgen” dijo apenas con un hilo de voz casi llorando. El debería detenerse ahora, ¿verdad?.
Él detuvo las caricias en su cuerpo. Ella se sintió aliviada.
“¿Aun eres virgen?” pregunto.
“Si, lo soy”
“¿Quieres mantenerte así hasta el matrimonio entonces? volvió a preguntar.
“Si” asintió ella temerosamente esperando que se detuviera, pero Lionel dijo casi estoicamente.
“Vamos a proteger tu pureza entonces. No te preocupes; hay muchas cosas que podemos hacer además del acto principal”
Colette quería llorar, no sabia como reaccionar a este giro de los acontecimientos.
El comenzó a besar su cuerpo fervorosamente tanto su rostro y bajo su cuello, dando pequeñas lamidas y mordidas que iban creando un rastro por todo su cuerpo. Frotaba con sus grandes manos su suave piel mientras Colette suspiraba ante aquella sensación. Comenzó a succionar su clavícula mientras masajeaba sus senos. Aunque sus manos eran grandes y fuertes, el acariciaba sus pechos suavemente como si tuviera mucho cuidado de no herirla.
Los grandes pechos de Collete (con los cuales ella tenía un complejo) llenaban sus grandes manos mientras él suavemente los frotaba. Pellizco uno de sus pezones al tiempo en que ella dejaba escapar un “Ahhhm”, su gemido fue muy dulce pero Colette mordió sus labios para intentar impedir que escapara algún otro sonido de su boca. Lionel la miraba con una expresión ardiente.
“Colette, eres tan tierna…”
Su rostro era impasible y parecía algo enojado, lucía como un gran mentiroso, pero Colette emborrachada con la pasión en el aire lo beso apasionadamente mientras lo guiaba a las partes íntimas de su cuerpo lujurioso, dejando la piel ardiente de deseo.
“Colette eres tan hermosa, me gustas mucho…”
Este era un mal hombre que engatusaba a las mujeres con dulces palabras.
Ella estaba sorprendida, no entendía porque él estaba tan desesperado por tenerla.
Ella y Lionel no solían moverse dentro de los mismos círculos. Nunca habían cruzado palabra hasta antes de que ella tropezara con él antes. No había nada que indicara el por qué se había ganado su favor. Su rango en la sociedad era muy cercano a la realeza, por generaciones su familia había protegido a la familia real siendo sus caballeros.
Ya que la familia de Colette era rica habían muchas personas que intentaban llegar o engañar a Colette siendo amistosas para con ello ganar algo a expensas del bienestar de su familia, pero ella no creía que Lionel fuera de esa clase de persona.
Ser del gusto de un hombre así se sentía bien. Aunque se sintió muy bien cuando él la llamó “tierna” no creía realmente serlo, aun así su corazón estaba embelesado por aquellos dulces susurros dejándola sin resistencia alguna, todo lo que podía hacer era respirar y saborear estos nuevos sentimientos por el momento.
El comenzó a separar delicadamente sus piernas acercándose al centro, en donde brotaba cada vez más su dulce néctar.
“¡Ahh! Ahhm …”
“Ya te encuentras muy mojada, que hermoso” le dijo mientras introducía sus dedos en ella.
“Ah! Detente por favor… Ahh, ahh …”
“Estas muy mojada, que pervertida eres Colette”
“Vamos … Ahh … Más… Ahí …”
Sus dedos rozaban sus lugares más sensibles mientras encorvado se dedicaba a succionar sus pezones. Colette nunca se había tocado a sí misma de esa manera, pero se sentía demasiado bien. Los dedos de Lionel pronto estuvieron cubiertos por su miel mientras él continuaba tocando sus pétalos y su clítoris. Ella se movió y giró su cintura siguiendo los movimientos de su mano. El calor de aquel placer entre sus piernas se sentía tan bien que era casi insoportable.
“Tus reacciones son muy lindas Colette, eres muy sensible”
“Ahh … Oh … Ohhh!”
Sus pegajosos dedos hicieron una última parada rozando sus mojados pétalos y el calor entre sus piernas comenzó a expandirse, enviando oleadas de placer por todo su cuerpo. Ella levantó sus caderas provocando que los dedos de Lionel la tocaran mas y mas fuerte. Ella gritó de placer y finalmente su cuerpo ya no pudo más.
“¿Terminaste de verdad? ¿Se sintió bien?” le pregunto.
Colette miró a Lionel; parecía que había una fiebre en su mirada, sus ojos se encontraron con los de ella mientras observaba el deseo en ellos… Realmente estaba excitada.
Lionel veía a esta mujer como si le perteneciera y estaba muy atento a sus necesidades. Ella nunca había sido deseada o buscada antes y eso hizo que su deseo por él hubiera despertado. Ella tenía el poder de encender la pasión de Lionel lo cual le hizo sentirse confiada como nunca antes había sentido en su vida.
Siendo su mujer, ella tendría el derecho de darse aires de grandeza. El deseo por ganar mayor confianza crecía cada vez más en ella. Lo poco que ella poseía era siempre hurtado por Rose y sus camaradas, para una triste mujer como ella esta nueva sensación era una mezcla de encanto y orgullo.
Colette miró a Lionel lleno de expectativas. El la beso apasionadamente y comenzó nuevamente con sus caricias, enfocándose en su clítoris.
“Ahh, espera esto es mucho… Detente”
“Colette, tócame también” El guió su mano y la colocó sobre su ardiente masculinidad. Era muy gruesa y dura como el acero pero a la vez suave como el terciopelo, se sentía agradable al tacto. Su rostro comenzó a enrojecerse cada vez más mientras comenzaba a acariciarlo suavemente.
“Colette, hazlo con más fuerza” le dijo mientras guió su mano y le mostró cómo acariciar la base.
“¿Está bien así?” preguntó ella mientras comenzaba a acariciarlo como él le había indicado.
“Si…” dijo mientras gemía.
Jugaron tocándose uno al otro mientras él comenzaba a decirle cosas pervertidas al oído.
“Así es Colette, más fuerte”
“Tu piel es tan suave”
Sus besos cada vez eran más largos y apasionados lo que la dejaba sin aire. Colette trataba de no pensar en lo raro e íntimo que era el frotar el pene de un hombre.
Lionel no descuidaba sus caricias tanto en sus pezones como su clítoris, pronto su mente comenzó a quedarse en blanco mientras exclamaba:
“Ahh, ahhh … Voy a venirme nuevamente”
“Si por favor, termina. Termina para mi Colette”
Su mente quedó en blanco mientras gritaba del placer. Se afirmó de Lionel firmemente mientras recuperaba sus sentidos. Se sintió más confiada atendiendo la erección de Lionel. Comenzó a frotar su erección usando su propia entrepierna ardiente. El comenzó a besarla, apenas dando lugar a respirar pero ella devolvía sus besos con igual ferocidad mientras continuaba frotándose contra su piel. Pronto se encontraron muy transpirados mientras sus pieles se acariciaban y resbalaban una con la otra. Aun cuando ella no tenía experiencia, solo con notar sus reacciones ella lograba darse cuenta de que lo hacía sentirse bien. Lionel respiraba cada vez más agitado mientras ella agitaba su miembro fervientemente. Pronto una sustancia blanca salpicó en medio de ambos y sus cuerpos se volvieron pegajosos.
La confianza de Colette aumentó al verlo terminar sobre ella. Sentía como si tuviera un encanto al haber atraído a un hombre como él; un hombre de una noble familia.
“Lionel…” comenzó a decir, pero él cerró sus labios con un beso. La llama de sus deseos aun no se había disipado del todo.
“Dame más, Colette”
“Si” respondió
Lionel terminó sobre ella algunas veces más, pero se mantenían cerca sin importarles nada.
Colette recobró sus sentidos cuando Lionel deslizó sus dedos hacia su inmaculado agujero de amor.
“Owww!”
“Estas apretada, pero te iras acostumbrando poco a poco”
Ella lo sabía, pero necesitaba detenerlo en ese instante.
“No por favor, no quiero…”
“Colette déjame amarte por completo”
“Por favor perdóneme, pero no” respondió ella.
Colette lo empujó y se levantó de la cama. El calor de sus cuerpos se dispersó rápidamente y ella lo interpretó como una señal; esto sería algo de una sola noche.
“Necesito retirarme, ¿Hay algún lugar en donde pueda asearme?”
“Lo entiendo, acompáñame por favor” le dijo Lionel, sin presionarla más allá.
La llevó hacia el cuarto de baño; era una simple habitación con una ducha, un baño y un lavamanos. El humedeció una toalla y comenzó a limpiar su piel delicadamente.
“No se preocupe, no puedo permitir que usted haga algo como esto…”
“No te preocupes por eso”
“No, no se preocupe, yo también limpiare su cuerpo” comenzó a balbucear mientras observaba como el miembro de Lionel volvía a endurecerse.
Él ya había terminado tres o cuatro veces… Pensando como lo había sostenido antes y acariciado anteriormente, Colette comenzó a sentirse incómoda.
Lionel la miró y simplemente dijo “Lo entiendo”.
Le entregó entonces la toalla y entró bajo la ducha mientras giraba la válvula. El agua estaba fría incluso para mediados de verano, pero al parecer Lionel ya estaba acostumbrado a ello.
Él se secó con otra toalla.
“¿No tienes frío?” le pregunto inconscientemente
“Estoy acostumbrado” le respondió.
“No estoy acostumbrada al frío; no puedo usar la ducha incluso en el verano”
Ella estaba conversando inocentemente, pero los ojos de Lionel aún demostraron pasión incluso en su rostro inexpresivo.
“Colette es suave y hermosa en cualquier lugar, pero es mejor cuando estas caliente”
“Vamos… Como puedes decir algo así…”
Ella nunca pensó que alguien tan estoico como Lionel fuera capaz de decir cosas tan dulces e innecesarias.
Lionel frotó su cuerpo junto al de Colette.
“Es verdad; todo sobre ti es suave y dulce”
“No digas cosas así por favor… es embarazoso”
“Tu rostro ruborizado es muy tierno también” le respondió Lionel.
Ser alabada de esa manera le hizo sentir que tal vez él de verdad estaba enamorado de ella. Colette creía firmemente que este hombre era un peligro para su corazón.
Cuando se hubieron secado, el retorno a su cuarto. Colette se colocó su ropa interior, pero el babydoll no había sido lanzado muy lejos y ahora se encontraba manchado de fluidos amorosos. Ya no era posible volver a usarlo por lo que Lionel le entregó una camiseta limpia de su guardarropa.
“Es algo grande, pero puedes usar esto”
“Muchas gracias, la tomaré prestada entonces” respondió ella.
Colette se colocó la camiseta agradecida, al mismo tiempo que volvía a cubrir su cuerpo con la capa. Ella quería llevarse el manchado babydoll con ella pero no había donde guardarlo sin que fuera visto. Estaba confundida sobre qué hacer cuando Lionel le dijo:
“Déjalo aquí, hare que alguien lo lave por ti”
“En realidad quisiera deshacerme de él…”
“Entonces déjalo conmigo” respondió Lionel.
“Pero si alguien se entera de esto ¿No sería malo para ti?”
Era posible que hubiera algún castigo por llevar mujeres a las barracas, ella no quería que su estupidez le causara problemas.
“No será un problema, estamos acostumbrados a lidiar con secretos en nuestra línea de trabajo”
“Ya veo, muchas gracias. Lo dejo a tu cuidado entonces”
A pesar de que al parecer disfrutaba bastante del sexo, ella nunca se había enterado sobre rumores concernientes a Lionel y otras mujeres. Tal vez era debido a que los miembros del escuadrón eran bastante reservados.
“Te acompañare hasta tu residencia” le dijo.
“Ah, no es necesario que lo haga”
“Quiero hacerlo, así que lo haré de todas maneras”
Su corazón dio un pequeño salto. Sería algo muy malo si se dejara convencer por su palabras, si llegaba a enamorarse y luego él la dejara, se sentiría devastada. Mientras caminaban por los pasillos de las barracas, Colette intentaba endurecer su corazón.
“Cuando vine aquí antes nadie intentó preguntarme nada ¿Eso está realmente bien?”
“No hay nada de malo con alguien preguntando acerca del cuarto de algún Caballero, no hay motivo para que seas detenida incluso si esa persona es una sirvienta, cosas así son bastante toleradas”
“Ahh, así que es eso…”
El resto del trayecto se hizo en silencio, Lionel no dijo nada y Colette no sabía qué decirle, aunque se preguntaba qué estaba pasando por su mente.
No había duda de que intentar adivinar lo que Lionel estaba pensando era algo fuera de su línea de razonamiento. Sus posiciones y estilos de vida eran muy diferentes, sin embargo ella quería saber qué es lo que él pensaba sobre esta noche. Colette vio el dormitorio de las sirvientas en la distancia y se giró hacia él.
“Hasta aquí está bien, mi dormitorio está justo ahí. Muchas gracias. Por favor perdóneme” le dijo mientras hacía una reverencia y volvió a girarse para irse. Entonces sintió una mano en sus caderas que la hizo volver a girar hacia Lionel. Colette lo miró con sorpresa mientras intentaba razonar como él la había acercado hacia su cuerpo con un mínimo movimiento, pero lo más sorprendente fueron sus palabras a continuación.
“¿Cuándo nos volveremos a ver?” le preguntó.
¿Quiere verme de nuevo? se preguntó incrédula.
Su expresión se mantuvo neutral mientras los ojos de Colette estaban llenos de sorpresa. Ella sacudió su cabeza; no quería ser una simple dama de compañía.
“Lo siento pero no” le dijo mientras se soltaba. Él estaba acostumbrado a jugar y no haría intento alguno de perseguir a aquellos que huían. Colette rápidamente volvió a hacer una reverencia y corrió lejos.
Fue bueno por algunas horas pero caer por él solo por algunas caricias y besos seria algo tonto. Era un experto en hacer el amor y parecía una muy buena persona. A pesar de su apariencia de playboy ella había decidido que era una persona reservada y muy seria. Era un hombre capaz de susurrar las cosas más hermosas al oído en la oscuridad de la noche. Colette siendo una soñadora e ignorante del mundo no podía saber si de verdad él se sentía atraído hacia ella. Desafortunadamente Rose había mencionado que los nobles estaban bastante acostumbrados a adaptarse a los sentimientos de sus parejas para luego abandonarlas en el minuto en que se sintieran aburridos.
Ellos solo lo habían hecho una vez. Seguramente un segundo encuentro en realidad no estaba en sus pensamientos. Había sido solo una coincidencia que Colette tuviera la oportunidad de cumplir la petición de Rose. El amor no podía crecer así como así.
Era mejor no volver a verlo, pensaba mientras regresaba a su cuarto.
***
A la mañana siguiente Rose y su pandilla rodearon a Colette.
“¿Así que, cómo fue? No es posible que en realidad hayas ido”
“¿Fuiste a ver a Lionel con esa ropa vulgar?”
Colette mantuvo su vista en el suelo y dijo:
“Si, si lo hice”
“¡Mentira, no te atreverías!”
“Por supuesto que lo hice. Nadie me detuvo; fui guiada a su cuarto por un guerrero llamado Ethan”
“¡Más mentiras!” Rose decía incrédula.
“El señor Lionel me dio permiso para entrar a su cuarto”
“¿Y tú le mostraste el atuendo?”
“Así es”
“Y le dijiste: ¿Por favor deme su compasión?” replicó Rose
“Así fue”
“Debes estar bromeando”, “Está mintiendo”, había murmullos de incredulidad de parte del grupo, aunque volvieron a preguntar:
“¿Qué hizo Lionel entonces?”
“Él me acompañó hasta aquí” dijo Colette, definitivamente no necesitaban saber más detalles.
Rose se observaba algo pálida y cuidadosamente pregunto
“No dijiste cosas innecesarias… ¿Verdad?”
Colette entonces sonrió inocentemente
“No le dije tu nombre”
El rostro de Rose cambió completamente; aunque Colette no hubiera dicho su nombre si menciono que había sido obligada.
“¡Eres una perra!” grito Rose y comenzó a golpear con sus manos a Colette pero otra sirvienta la detuvo.
“Rose, detente. ¿No crees que esto es excesivo?”
Rose se detuvo entonces, pero Colette no la dejaría escapar tan fácil por lo que mantuvo su mirada hacia el suelo.
“Tu… fuiste al cuarto de un hombre durante la noche. ¿Acaso no sabías que él tiene una prometida?”
“Solo hice lo que se me ordenó hacer” respondió Colette
“Y hablando de prometidos, ¿Acaso no había escuchado que tu también tenias uno?”
Así es. Colette había planeado casarse con su amigo de la infancia. Él era el hijo de un comerciante que era socio de negocios con su familia.
“El es una persona comprensiva; el estará bien una vez que le explique por qué tuve que ir ahí”
Aquella respuesta estaba cargada con un mensaje oculto, el cual Rose pareció entender. Lanzando una mirada furiosa a Colette, ella se retiró del lugar.
“No diré nada más” dijo antes de irse.
Con esto Colette fue capaz de realizar sus labores sin molestias por un tiempo.
Después de aquel incidente parecía ser que las demás sirvientas se habían aburrido del acoso y dejaron de molestarla. Ya ni siquiera le dirigían la palabra. Se le entregaba más trabajo que a las demás, pero al menos era capaz de hacerlo en paz y quietud. Colette ahora era capaz de realizar su trabajo sin molestias.
Días después alguien se acercó a ella:
“¿Tu eres Colette?”
“Así es” respondió ella.
Colette observo al visitante; era un Caballero del Dragon Negro, una Caballera para ser mas exactos. Ella vestía el uniforme oscuro de la orden.
“¿Que puedo hacer por usted?”
La chica le entregó una carta a Colette “Por favor lea esto”
“¿Ahora?” replicó ella, “Por favor” respondió la guerrera.
Colette aceptó la carta y rápidamente abrió el sobre, el mensaje decía lo siguiente: Quiero que me devuelvas la camiseta que tomaste prestada, si no vienes a dejarla iré yo mismo a buscarla.
“Fui instruida a llevar una respuesta” replicó la guerrera.
“Si… ya voy a contestar”
“Indique fecha y hora por favor”
La Caballera parecía una persona competente por lo que Colette no tuvo más remedio que contestar que acudiría a la habitación de Lionel a la misma hora que la última vez.
Ella miró estupefacta al desarrollo de la situación mientras la chica se alejaba.
Si, se volvió algo serio…
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