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MCER- 48 La felicidad de la dama

30/01/2021

-Nn ~ – gimió mientras Ernest dejaba suaves besos en la parte interna de sus muslos y chupaba la piel para hacer pétalos rojos. Más miel salía de ella con anticipación.

Queriendo saborear esa miel, la lengua de Ernest recorrió su costura, acariciando suavemente y separando los pétalos regordetes con su lengua.

Un dulce entumecimiento surgió de la sensible mucosa y se disparó a través de su cuerpo. Iris se aferró a él con ganas de vivir.

-Tan dulce y delicioso-, susurró contra su piel.

La vergüenza de Iris aumentó, Iris respondió: – ¿Qué dices? Ahnn ~ –

Sus palabras se convirtieron en gemidos cuando Ernest movió el pequeño capullo con la lengua.

-Aquí también, todo mío-. Dijo acaloradamente contra ella, provocando un escalofrío de placer en ella. Su lengua entró en sus petalos; se retorcía y chupaba como si buscara más néctar. Estaba tan absorto en eso, y el baño se llenó con el sonido obsceno de su succión. Los dedos de los pies de Iris se curvaron.

-Ah ~ a ~ ahn ~ –

El placer llenó su cuerpo y mente cuando Ernest movió su lengua dentro de ella una y otra vez. Su cuerpo empezó a temblar

-Ah ~ n ~ Estoy… ah ~ –

Pensó que se la llevaría a medida que el placer aumentaba y estaba llegando al crescendo. El placer se acumulaba cada vez más en su interior.

Ernest sonrió mientras continuaba penetrando su túnel de amor con su lengua, y usó su mano para frotar el capullo hinchado y la parte superior de sus pétalos.

Iris se acercó. Ella soltó un fuerte gemido y su espalda se inclinó contra la pared. Sus pies patearon en el aire. Su musculoso interior se contrajo como para instar a su culminación.

-Sonabas bien, Iris. ¿Se sintió bien?- preguntó mientras lamía el dulce néctar en sus labios. Iris miró su apariencia lasciva y se sonrojó de vergüenza.

-Oh, por favor, deja de preguntar cosas tan vergonzosas…- suplicó.

Pero Ernest no se arrepintió, – Pero tu cara avergonzada es demasiado insoportablemente linda-. Respondió con una expresión digna. Pero en sus ojos ella pudo ver la picardía.

-Ernest… –

Hasta hoy, ella había pensado que su deseo por ella se debía a la poción de amor, pero él realmente era un hombre lascivo. Los ojos de Iris estaban un poco llorosos.

Ella lo vio tragar y se preguntó por qué.

-Iris, no me muevas aún más-. Dijo con la voz llena de deseo.

-Oh, pero, no era mi intención…-

-Es inútil decir que no es tu intención. Será mejor que te prepares para una larga noche-. Dijo luciendo bastante carnívoro.

Sin embargo, Iris sintió que a pesar de que no dormiría esta noche, todavía era diferente a la noche anterior. Hacer el amor ya no estaba bajo una nube de miseria y malos entendidos. Incluso el calor en sus ojos ya no tenía oscuridad detrás de ellos. El que amaba la quería para ella. Iris estaba increíblemente feliz y le sonrió mientras un rubor cubría su rostro.

Ernest rugió, se puso de pie y la abrazó. La besó hasta que ambos empezaron a salivar. Aunque sus besos eran ásperos y hambrientos, se sentía cómodo porque podía sentir su profundo amor por ella.

Iris enredó su lengua en la de él para responder a su deseo y le rodeó el cuello con los brazos. El brazo de Ernest se apretó alrededor de Iris, mientras su otra mano la buscaba.

-Mm ~  gimió cuando sus dedos rebeldes movieron sus entrañas mientras su mano dura presionó contra su capullo de amor que estaba asomando. Iris se aferró con mas fuerza a su fuerte cuello mientras su dedo se hundía profundamente en ella.

-Ah ~ ahn ~ nn ~ – gimió mientras su dedo frotaba las paredes de su tarro de miel. El empuje de su dedo agitó su néctar haciendo sonidos obscenos mientras su palma rozaba su capullo con cada entrada.

-Nn ~ ahn ahn ~ – gritó mientras sus piernas pateaban el aire mientras el placer aumentaba.

Continuaron besándose profundamente.

Llegó a ese punto en lo más profundo de su centro floral, e Iris llegó a la cima. Sus músculos íntimos se convulsionaron alrededor de su dedo.

Después de que ella se acomodó, él extrajo su dedo y preguntó en voz baja: – ¿Estás bien?-

Aunque ardía de vergüenza, sonrió suavemente y asintió.

Ernest le devolvió la sonrisa con una brillante propia y la alcanzó,

-Come, Iris,-

Preguntándose qué quería hacer, Iris lo siguió.

Ernest se acercó a ella, presionó su polla caliente contra su lugar secreto y empujó hacia adentro. Iris se aferró a su cuello.

-Eso es, agárrate de mí así-

Mientras continuaba penetrando en ella, el sudor corría por el rostro de Ernest, mientras que ella no se preocupaba por sus fuertes brazos, sí le preocupaba que estuviera pesada. Ella lo miró para ver su mirada ardiente e hizo que su corazón latiera dulcemente.

Su núcleo masculino estaba enterrado en su estrecho túnel, era enorme como de costumbre. Iris respiró hondo tratando de adaptarse.

-Oh, estás tan apretada-

-Ah ~ no puedo…-

-Eres perfecta. Encajamos tan perfectamente que es insoportable-.

Ernest se rió alegremente.

Los ojos de Iris se llenaron de lágrimas por la intensidad del placer. Al ver sus lágrimas, su barra de carne se hinchó aún mas. Ernest le besó las lágrimas y la acercó más a él.

-¡Oh!- gritó cuando su glande se hundió profundamente en ella. Oleadas de dulce entumecimiento recorrieron su cuerpo. Pronto la habitación se llenó de sus jadeos. Con sus cuerpos conectados, se besaron.

Al poco tiempo, comenzó a moverse dentro de ella.

-Nn ~ ah ~ ahn ~ – gimió. Con su peso, tomó un lugar más profundo de lo habitual. El placer que la recorrió fue asombroso; El bote de miel de Iris se apretó a su alrededor inconscientemente y lágrimas de placer se acumularon en sus ojos.

-Iris, ¿te gusta esta posición?- preguntó con los dientes apretados.

-Oh ~ ahn ~ no lo sé… ~ –

-¿No es así? Pero estás apretándome más de lo habitual-. Él respondió con vehemencia. El sudor le corría por la cara, verlo le dolía por dentro, apretándose a su alrededor una vez más.

-Oh, mi princesa es buena para volverme loco…- dijo Ernest con una sonrisa feliz. A ella le gustó la expresión de su rostro; se veía tan feliz que la hacía insoportablemente feliz. Se vio reflejada en sus ojos dorados.

-Ernest…- gritó llena de amor.

Comenzó a empujarla aún más fuerte,

-Ah ~ Hn ~ ahn ~ – El calor reconfortante recorrió su cuerpo. Mientras se movía, su duro pezón rodó sobre su duro pecho. La besó más, mordiendo dulcemente sus labios mientras ondas sensuales atacaban su cuerpo.

Sus gemidos se hicieron más fuertes y frecuentes a medida que Ernest empujaba cada vez más rápido. Ella se aferró con más fuerza a él y se besaron, entrelazando sus lenguas, buscándose instintivamente. En ese momento, Ernest dio un empujón final y las piernas de Iris se envolvieron con fuerza alrededor de él.

-¡Ah ahh ~!- gritó cuando su falo latió dentro de ella como un pulso que dispara sus cálidas nubes blancas dentro de ella. Iris tuvo un orgasmo.

Ernest balanceó suavemente sus caderas contra ella para exprimir hasta la última gota. Cuando la sensación de placer se asentó, se separó de sus labios y susurró:

-Te amo, Iris-.

No importa cuántas veces lo dijera, ella nunca se cansaba de eso y esperaba que él solo se lo dijera en el futuro. Ella lo besó para transmitir ese deseo y respondió:

-Yo también te amo, Ernest-.

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